No quieres recordar esa noche...
Esa noche en que el anhelo
se hizo carne y sudor,
aquella vez en la que tu boca pudorosa
sucumbió al gozo y tu cuerpo tibio
se estremeció al sentir su aroma.
Esa noche que tuvo como
antesala el cálculo afiebrado
de un tal vez y como corolario
los espasmos de un éxtasis nuevo.
Prefieres olvidar como sellabas tus ojos
tras cada incursión de dicha,
y que fue con tus suaves manos
que ibas tentando al delirio.
No quieres aceptar que la culpa
te acompaña cada noche de luna
y que deseas rendirte nuevamente
a ese placer.
Demasiadas calorías, pero...
¡Qué delicia de Parrilla!
12 de septiembre de 2011
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