10 de julio de 2011

LAS RENUNCIAS DE JOSÉ (De Don José de San Martín)

El  proceso emancipador peruano comenzó a gestarse a partir de 1817, año en que fueron enviados a nuestro país algunos emisarios con la secreta intención de tantear la situación social que acontecía y el interés de los peruanos por sustraerse del yugo español.
Es así que resulta anecdótico el hecho de que ya en 1820 nuestro queridísimo, excelentísimo y generalísimo José de San Martín, había renunciado hasta en tres ocasiones al cargo que la historia le tenía asignado.
Así es, nuestro benefactor libertario presentó su primera renuncia en 1818, debido a la falta de dinero para la "causa". Al parecer el Gobierno Rioplatense no estaba en condiciones de reunir los quinientos mil pesos que San Martín necesitaba para la Expedición Libertadora Peruana, así que como en esa época no era costumbre quemar llantas ni tomar comisarías, nuestro ilustre Don José no tuvo más remedio que amenazar con su dimisión. Estrategia inteligente que obtuvo frutos pues sobre el pucho le fue otorgada la cantidad solicitada.
Al año siguiente, a fines de 1819, le sobrevino una de las numerosas dolencias de las cuales padecía, tal vez de origen estomacal, ya que sufría de úlcera, gastritis, hemorroides gangrenadas y estreñimiento.
Fue así que desistió de seguir al mando del Ejército de los Andes aludiendo problemas médicos. Sin embargo Rondeau, Director de las Provincias Unidas del Río de la Plata, no aceptó la renuncia concediéndole a cambio, mediante decreto “su pase a los baños de Cauquenes en Chile", para su pronta recuperación. Tal vez sobrellevó este período tocando la guitarra, pintando, leyendo poesía o tomándose una que otra copita de licor de opio o láudano.
Sólo como detalle señalaré que el General también tenía como males crónicos el reumatismo, el asma y el insomnio, además en los últimos años de su vida padeció de cataratas. Sobrevivió a la tifoidea y al "cólera morbus", esto sin contar que fue herido en la mano y en el pecho cuando fue asaltado por bandoleros en España. En la batalla de Albuera (también en España) se enfrentó cuerpo a cuerpo con un oficial francés y resultó herido en el brazo izquierdo. En la batalla de San Lorenzo (Argentina) fue herido en la cara; por último cuando su carruaje volcó en Falmouth (Inglaterra), un vidrio lo hirió en el brazo izquierdo. En San Lorenzo también sufrió el aplastamiento de una pierna y la contusión de un hombro (se cree que fue el izquierdo). 
Por último, en marzo de 1820 San Martín presentó por tercera vez sus intenciones de abandonar la expedición emancipadora. En esta ocasión manifestó su incomodidad por la anarquía imperante en el Río de la Plata, la cual le generaba múltiples incomodidades en su plan libertador; pidiendo el nombramiento de un nuevo oficial que se pusiera al mando del Ejército de los Andes. Como era de suponerse, la solicitud fue denegada y comunicada a don José de la siguiente manera: “Queda sentado como base y principio, que la autoridad que recibió el General de los Andes para hacer la guerra a los españoles no ha caducado ni puede caducar, pues que su origen, que es la salud del pueblo, es inmutable”.

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